Cuando ocurre una desgracia en aviación no me gusta comentar o hacer elucubraciones basadas en suposiciones y rumores no comprobados más allá de mis círculos sociales más cercanos. Prefiero limitarme a acompañar en el sentimiento a los familiares y allegados y buscar consuelo pensando que su marcha no ha sido en vano y al menos algo podremos aprender de tan desgraciado suceso.
Es el caso del accidente ocurrido a la Trinidad de Rogelio Fernández (conocido por abrir el año pasado un nuevo aeródromo en León, el Aeródromo Los Oteros) el sábado 16/01/2016 con consecuencias fatales para él y su familia. Uno de los rumores que circulan, y al que incluso los medios de comunicación dan validez, es que pudo deberse a una colisión contra un buitre.
A pesar de no darle ningún crédito hasta que haya una información que avale tal suposición, al menos sirve como punto de partida para el tema que voy a tratar en esta entrada: las Colisiones con Aves.
Es el caso del accidente ocurrido a la Trinidad de Rogelio Fernández (conocido por abrir el año pasado un nuevo aeródromo en León, el Aeródromo Los Oteros) el sábado 16/01/2016 con consecuencias fatales para él y su familia. Uno de los rumores que circulan, y al que incluso los medios de comunicación dan validez, es que pudo deberse a una colisión contra un buitre.
A pesar de no darle ningún crédito hasta que haya una información que avale tal suposición, al menos sirve como punto de partida para el tema que voy a tratar en esta entrada: las Colisiones con Aves.