Pues ya se han acabado las vacaciones y volvemos a empezar el curso. Toca preparar la mochila, guardar las pinturas en el estuche y leer esta última aventura en mi blog ;-)
En esta ocasión no voy a ser yo quien os la cuente sino el propio Pablo (gran amigo y residente en UK) el que os relate como vivió su bautismo el pasado once de agosto a bordo de la querida Piper PA28 más conocida en los ambientes como EC-IJV. Sin más os dejo paso a su genial relato con grandes dosis humorísticas ;-)
Tengo que reconocer que da impresión. No hablo de susto, ni mucho menos de peligro, sino de impresión. Hablo de sentir la adrenalina y la boca seca al tocar el suelo. Hablo de que seguramente la Coca-Cola que nos tomamos en el bar de Cuatro Vientos fue una de las mejores que recuerdo.
A mí no me asusta volar, vuelo mucho por trabajo y pese a no ser -ni de lejos- un aerotrastonardo como los que pasan por aquí reconozco que me fascina la experiencia de ver el mundo a vista de pájaro. Desde que Gonzalo me dijo que quería sacarse la licencia de piloto privado, y sobre todo por el brillo en sus ojos cada vez que lo decía, decidí que con él haría mi "bautismo de vuelo". Y así ha sido.
El pasado 10 de Agosto tuve el place de volar desde Cuatro Vientos (LECU me dijo Gonzalo que se llamaba) hasta El Valle de los Caídos y el Escorial. Teníamos el vuelo planeado para el ocaso, pero la mala previsión de tiempo y las famosas "térmicas" (palabra que en un día oiría unas 20 veces) Gonzalo me propuso pasarlo a la mañana.
En esta ocasión no voy a ser yo quien os la cuente sino el propio Pablo (gran amigo y residente en UK) el que os relate como vivió su bautismo el pasado once de agosto a bordo de la querida Piper PA28 más conocida en los ambientes como EC-IJV. Sin más os dejo paso a su genial relato con grandes dosis humorísticas ;-)
Tengo que reconocer que da impresión. No hablo de susto, ni mucho menos de peligro, sino de impresión. Hablo de sentir la adrenalina y la boca seca al tocar el suelo. Hablo de que seguramente la Coca-Cola que nos tomamos en el bar de Cuatro Vientos fue una de las mejores que recuerdo.
A mí no me asusta volar, vuelo mucho por trabajo y pese a no ser -ni de lejos- un aerotrastonardo como los que pasan por aquí reconozco que me fascina la experiencia de ver el mundo a vista de pájaro. Desde que Gonzalo me dijo que quería sacarse la licencia de piloto privado, y sobre todo por el brillo en sus ojos cada vez que lo decía, decidí que con él haría mi "bautismo de vuelo". Y así ha sido.
El pasado 10 de Agosto tuve el place de volar desde Cuatro Vientos (LECU me dijo Gonzalo que se llamaba) hasta El Valle de los Caídos y el Escorial. Teníamos el vuelo planeado para el ocaso, pero la mala previsión de tiempo y las famosas "térmicas" (palabra que en un día oiría unas 20 veces) Gonzalo me propuso pasarlo a la mañana.
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Una mañana muy calurosa comenzaba en LECU |